lunes, 8 de septiembre de 2014

Viviendo un sueño...







06:15 Suena el despertador. Lo primero que recuerdo es que he estado soñando que ya estaba en los pirineos y que estaba con los guías de montaña haciendo el loco a toda hora.

Me levanto y desayuno tranquilamente. Cojo los últimos detalles que tengo que llevarme y sobre las 7:30 cojo rumbo al pirineo aragonés… esta vez hago carretera con mi coche.



¿Por qué este viaje? Pues todo empezó en un rato de esos que te pones a ver que hay por las redes sociales y vi que empezaba un concurso de fotografía dónde, la foto más votada, recibiría un premio de una actividad de montaña para 2 personas en el pirineo aragonés. Y pensé: “con la de fotos bonitas que tengo, ¿qué me cuesta subir una?”

Y bueno, mes y medio después de esto, gracias a la colaboración de mi gente y muchos más (99 en concreto), aquí estoy yo, la ganadora del concurso… ¡¡Voy de camino a recoger mi premio!! Evidentemente el premio será durante una jornada, pero aprovecho esta oportunidad para estar una semana por los pirineos, que seguro me va a encantar.

Retomemos el viaje… me esperan unas 5 horas de coche que voy a tomarme con tranquilidad, no tengo ninguna prisa.

Estoy un poquito eufórica porque se que me va a encantar el lugar, pero no se muy bien lo que voy a hacer en toda la semana. Así que decido “apagar” el cerebro y que las cosas vayan ocurriendo, simplemente eso. Subo el volumen de la música y disfruto de la carretera.

Voy haciendo kilómetros, pasando pueblos… llego a Teruel y puedo decir que “Teruel NO existe”; paso toda esa zona con una niebla que parecía que la habían puesto adrede. Sé que era Teruel porque lo ponía en el gps, pero perfectamente podía pasar por Londres…

 

Vuelvo a ver el sol y decido parar a almorzar, ya llevo un par de horas de viaje y tengo algo de hambre.

Ya con las pilas cargadas, continuo. La carretera está muy tranquila. Paso Zaragoza pudiendo observar desde lejos la basílica del Pilar y seguidamente entro en la provincia de Huesca, dónde hago una última parada.

Pasando la capital, hay un túnel, el túnel de Monrepós; lo nombro porque al salir de él, de golpe y porrazo y sin esperármelo, me he visto con las montañas pirenaicas de frente… ¡¡Esto es alucinante!! Picos y más picos de montaña que están tocando el cielo. Son inmensas, no se acaban nunca… Ni el Caribe, ni las maldivas…¡¡ el paraíso está aquí!! 



Media hora después, llego a mi hotel en Panticosa. Esto aún es más increíble que lo anterior. Es un pequeño pueblo situado en el corazón del Valle de Tena, rodeado de montañas pirenaicas. Entro en mi habitación y me voy directa a esa ventana de madera que me está llamando, la abro y me enamoro al instante de lo que veo.





Las vistas son indescriptibles. Acabo de llegar y ya siento que no quiero irme nunca de aquí.

Suelto la maleta y salgo a comer por el pueblo. Es muy bonito, aunque bastante turístico. Hay muchos hoteles y restaurantes. Pero partiendo de la base de que una de las estaciones de ski más conocidas de España está aquí, es totalmente comprensible.

Casitas muy rústicas con techos de pizarro, calles estrechas y empinadas; mires dónde mires, ves montañas. Todo muy norteño y confortable. Todo muy a mi gusto, me siento como en casa…

Por la tarde salgo a dar una vuelta, a sacar varias fotos y a investigar la zona.

Andando andando, llego a un sitio desde dónde tengo una magnífica vista del embalse de Búbal.



Me siento en un banco a escribir y un pajarito decide hacerme compañía durante un buen rato. Y ahí estamos los 2, en el banco, disfrutando de las vistas y del momento…




De vuelta al hotel, no sin antes haber pasado por el supermercado a coger provisiones, me encuentro con uno de los dueños al cual le pregunto sobre que hacer en este lugar.

Se llama Jaime y le acompaña su novia Patricia. Me invitan a sentarme en la terraza del hotel con ellos y me saca varios mapas.

Me recomienda muchas rutas de senderismo, todas parecen alucinantes; además, él parece un amante de la montaña y me habla de rincones únicos que tengo que visitar. Así que me dejo aconsejar y después de un rato de charla agradable, ya sé lo que voy a hacer mañana. Pero no voy a adelantar nada aquí…

Me subo a mi habitación, me siento en mi ventana con vistas al paraíso, termino de escribir mi día y me preparo para cenar y dormir. Mañana me espera otro gran día, estoy segura de ello.

Estoy feliz… tranquila, relajada y viviendo el momento.

Buenas noches…

No hay comentarios:

Publicar un comentario