Una noche fría rondando los 0º. Despertamos algo más tarde de lo habitual, pero hoy es el sonido de los pájaros quien lo hace. No es lo mismo despertarse viendo una gasolinera, que rodeada de un precioso bosque acompañado por el canto de los pájaros.
Desayunamos y mientras tanto, preparamos algo de pasta para la hora de la comida. Hoy visitaremos las grutas de Skocjan. (impronunciable, lo sé…).
Sobre las 11:30 salimos del camping y en menos de una hora estamos en Skocjan. Sacamos las entradas para la visita guiada y esperamos, sentados en un banco al sol, a que sea la 13:00.
Somos muchos en este grupo, así que nos dividen en 4 pequeños subgrupos y nosotros decidimos ir con el grupo de la guía que da la explicación en italiano; lo entendemos bastante mejor que el inglés y por supuesto, que el esloveno.

Una de las cosas que te dicen antes de empezar es que está prohibido hacer fotos (de hecho, acaban llamándome la atención por ello. Pero es que… tengo que hacerlo, ¡¡quiero fotos de todo!! Aunque con tanta oscuridad, mi cámara no captó buenas imágenes. Las que os dejo aquí en el blog son imágenes oficiales de internet para que podáis disfrutar un poquito de esta belleza ).
La gruta empieza con un pasillo en descenso que nos adentra de lleno en espectaculares montículos de miles de formas curiosas formadas con el transcurso de los años.
En un principio todo me recuerda a las cuevas del Drach, en Mallorca; pero en verdad este lugar es mucho más inmenso.

La temperatura aquí abajo se mantiene en 12º. Conforme caminamos, las estalactitas y estalagmitas van cogiendo profundidad y la sensación de estar en otro mundo, aumenta por minutos.
Parece un escenario sacado de películas como el señor de los anillos, e incluso bromeamos de que algún rincón de los que tenemos delante, podría ser la habitación de Gollum.
El punto más espectacular se encuentra en el momento donde nos vemos colocados en la pasarela en medio del gran cañón. 300 metros de ancho y 146 metros de altura, me dejan totalmente boquiabierta. La altura, el paso del rio Reka y su impresionante fuerza, crea sensaciones de vértigo y asombro a la vez.

Un impresionante paseo de aproximadamente 5 kilómetros. Cuevas, cascadas y verdaderos monumentos creados por la naturaleza, hacen de este mundo subterráneo, la sensación de ser algo irreal. Una vez más, mi querida madre naturaleza, consigues que me vuelva a enamorar de ti.
La salida de las grutas sigue manteniendo el encanto, aunque con un paisaje diferente. Nos vemos sorprendidos por una ligera nevada y, disfrutando de ella, volvemos a la furgo.
Cogemos dirección Tolmin, hacia el noroeste del país, donde se encuentra el parque nacional del Triglav. Antes de buscar un lugar para dormir, vamos a visitar un pequeño rincón que encontré gracias al blog de algún viajero que en su día disfrutó del lugar. La descripción que daba me llamó mucho la atención y quería comprobar con mis propios ojos la belleza de ese lugar.
Una estrecha carretera con espacio para un solo coche y además de doble dirección, nos va subiendo en continuas curvas hacia Cadrg. Mientras Sergi no deja de rogar por que ningún coche nos venga de frente, yo voy alucinando con las vistas que nos va dejando esta subida. La verdad que nos lo estamos pasando como niños por la peligrosidad del momento hasta que, evidentemente, nos aparece ese coche de frente. Nos toca dar marcha atrás a nosotros hasta la curva más próxima.
Seguimos un par de kilómetros más de subida y llegamos a lo alto del valle.
4 casitas, la carretera se corta de repente y estamos casi tocando la cima de los alpes julianos… Hemos llegado a Cadrg.
Aparcamos la furgo y bajamos. Estamos solos en este precioso e inmenso valle. Nos dispersamos y buscamos nuestro momento.
Me paseo por el, no dejo escapar ni un solo rincón al que mi vista puede alcanzar. Hace frío, pero estoy tan impresionada que casi ni lo noto. No se escucha nada… es tal el silencio de este lugar que mi propia respiración puede hacer eco sobre las paredes de las montañas. Me tumbo sobre el inmenso manto de hierba y me dejo llevar por la relajación del momento. Que sensación tan única… que tranquilidad… No quiero que acabe este momento…
Llegamos al parking de autocaravanas de Zatolmin y decidimos pasar la noche aquí, en plena naturaleza. Enfrente tenemos un restaurante que es el que nos va a hacer disfrutar de unas cervecitas antes de cenar.
Mañana amaneceremos en la entrada a la ruta del Tolminska, río que pasa por esta zona.
Otro día más, vuelvo a acostarme con la sensación de que estoy haciendo las cosas a mi manera, de que la naturaleza no deja de sorprenderme en cada paso que doy sobre ella y de que cada segundo que pasa tengo más ganas de vivir. No quiero perderme nada.
Sonrío y me duermo…
Lacko noc…
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