¿Cómo llevar una maleta que pesa la mitad que tú y un mochilón, y no morir en el intento? 20 pesados minutos de camino a la estación de autobuses, cargada con todo lo que creo que me hará falta. Miradas de arriba abajo y algún que otro comentario sobre mi aspecto… Vuelvo a tener esa agradable sensación, vuelvo a viajar…
Ya en el autobús, tomo asiento y me dirijo a Barcelona dónde, a las 14:15, estará Sergi esperándome.
Durante el viaje nos escribimos vía whatsapp y últimamos detalles sobre el clima, la carga de la furgo (convencidos de que en la aduana nos van a parar) y comentando lo felices que somos.
Ayer me despedí de la familia. Estuve con mi abuelo, al cual le dije que me iba pero no se si me entendió… Da igual, tu sigue peleando guerrero, yo te envío fuerzas desde donde esté. Sé que va a estar bien, tengo una gran familia que está peleando mucho porque no le falte de nada.
Pasé por casa de mis padres a dejarles a Darco y al “pollo”. Despedirme de Darco fue muy duro, él sabía que me iba para muchos días (lo supo desde el momento que recogí sus cosas y las guardé en el coche). Salí de allí con el corazón encogido de cómo me miró al salir por la puerta… Además de la situación de dejarles esa pequeña carga a mis padres justo en este momento. Lo siento, siento que hayan tenido que ser así las cosas…
Tengo que evitar centrarme en estos temas y disfrutar de este viaje a la felicidad… Mi querido karma ya se encargará de enseñarme la lección. Yo ahora voy a por mi terapia, a volver a encontrarme conmigo misma, voy en busca de mi droga…
Vivir sin reloj, apagar el móvil, conocer mundo, culturas, tocar y respirar el aire de la naturaleza y aprender de ella, de mi y de los demás. Vuelvo a desplegar mis alas y a sentir la libertad…
Llego a Barcelona y ya desde la ventana veo a Sergi y su furgo, mis compañeros de viaje.
Un abrazo y nos vamos a colocar mis cosas dentro de la furgo. Pasamos por su casa a dejar mi maleta vacía y…
¡¡¡Empieza el viaje a la felicidad!!!
En cuanto cruzamos la frontera con Francia, pasando por La Jonquera, perdemos la cobertura del móvil. Otro punto más para desconectar del mundo.
Ya en territorio francés, el paisaje, calles, casas y señales de tráfico, cambian de aspecto. Me llama la atención casi todo y observo pequeños detalles como que a el señor que hizo las carreteras francesas, le encantan las rotondas. Hay rotondas casi cada 5 kilómetros.
Después de 10 horas de viaje, me he ganado un descansito.
Buenas noches. Empiezo a cumplir otro pequeño sueño…
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