domingo, 19 de abril de 2015

El paraíso blanco...


Una noche ajetreada por el estómago de Sergi, hasta que el bendito paracetamol solucionó tal angustia (gracias mamá por tus clases de medicina todos estos años).

Abrimos las puertas de la furgo y las vistas al río “Le Gardon” me hacen conectar con esa paz interior que tanto anhelaba y pienso que no hay mejor forma de empezar el día.

Desayunamos, nos aseamos un poco y arrancamos en busca de los alpes franceses.

Seguimos pasando por múltiples rotondas que nos meten en el corazón de pueblecitos como Roquemaure, dónde existe una ruta del vino que, al menos para nosotros, se queda en un segundo plano y preferimos dejarnos llevar por la belleza de sus casas y calles tan rústicas y bien conservadas.

Continuamos disfrutando del viaje, la carretera, sus pueblos y nuestra compañía.

En pocas horas, Francia empieza a regalarnos la imagen de los alpes al fondo y mi mente se pierde en esos paisajes. Es realmente impresionante y me cuesta creer que esté tan cerca de esas montañas. Es otro mundo… Vuelvo a sentir algo parecido a lo que sentí el año pasado cuando vi por primera vez los pirineos.

Conducir por estas carreteras es un regalo y lo disfruto al máximo.

Cuando quiero darme cuenta, estamos metidos en el puerto de montaña a punto de entrar en el corazón de “Alpe d`huez”, pueblo situado a unos 1800msnm con su propia estación de esquí y famoso por su complicada subida en el tour ciclista.



Alpe d`huez, como pueblo, no tiene mucho que ver ya que la estación de esquí ha hecho que esté lleno de hoteles y restaurantes; todo muy turístico. Pero sus vistas son únicas y decidimos parar a dar un paseo y tocar la nieve.

Encontramos un banco con las mejores vistas a los alpes y nos sentamos a compartir este momento único. No aguantamos mucho rato porque está empezando a nevar y el frío es considerable; sin contar que nuestra vestimenta tampoco es la más apropiada para la ocasión.




Bajamos con la furgo a un mirador y paramos a comer algo rápido. Ventisca, una ligera nevada, mucho frío, pero unas vistas ante mí que no tengo palabras para explicarlo.



Volvemos a emprender carretera y unos cuantos kilómetros más adelante me llama la atención una montaña que tiene una cantidad de nieve exagerada y se lo comento a Sergi.

Avanzamos unos kilómetros y nos vemos impresionados por esa montaña que he nombrado; Nos vemos en medio de una carretera en la que, mires por dónde mires, hay nieve a borbotones.


Nos emocionamos al ver tanta belleza a nuestro alcance, mi mano no da abasto sacando fotografías y Sergi decide arrimar la furgo al arcén y parar. Tenemos que bajar a disfrutar de este paisaje. Estamos en el paraíso blanco, tanta claridad deslumbra y emociona al mismo tiempo. No estoy habituada a este tipo de paisaje y me provoca sensaciones únicas.






Ya con las pilas cargadas por este momento vivido, vamos en busca de un lugar para pasar la noche. “Le Bez” es el destino de hoy. Otro pueblo con su propia estación de esquí, pero bastante tranquilo.

Una relajada tarde hablando y jugando a las cartas (no hablaré demasiado de mi buena suerte en el juego. Ya conocéis el refrán. Así me va el amor… en fin…). Una sopa bien calentita para cenar nos va a venir genial para los 10º que tenemos a las 10 de la noche.

Esta noche será fría, pero sigo viviendo; no puedo dejar de sonreír…



Bonne nuit…

No hay comentarios:

Publicar un comentario