Despertamos bastante temprano, es entre semana y el sonido de los niños entrando en el colegio nos despierta. Esta noche ha sido muy fría, la humedad y los alrededor de 5º de temperatura, han hecho que lo pase bastante mal por muy abrigada que estuviese.
Hoy queremos visitar la casada Boka, cercana a Bovec (localidad donde nos encontramos) pero para ello hay que retroceder unos kilómetros. Cogemos la furgo y decidimos desayunar en un merendero que hay allí mismo.
Ya preparados para iniciar el día, cogemos mochila y nos dirigimos a ver la cascada lo más cerca posible. Tardamos apenas media hora en llegar al mirador, el punto más cercano a dicha cascada, aunque demasiado lejos para nuestro gusto. Pero por la dificultad de la zona, no es posible verla desde más cerca.
La cascada de Boka es la más alta de Eslovenia, con 136 metros. La impresionante garganta de dicha cascada es el resultado de la brutal fuerza de su corriente de agua. Estamos en primavera y apenas cae agua de ella; pero en época de deshielo o fuertes lluvias, son decenas de litros cúbicos por segundo los que hacen que suba el nivel del agua en muy poco tiempo. Todo esto hace que entre de lleno en el Triglav y enlace con el magnífico río Soça.
Regresamos en un tranquilo paseo hasta la furgo. Ya hemos estirado bien las piernas y tenemos ganas de más. Tomamos carretera dirección Kranska Gora, pero antes nos desviamos a ver la fortaleza de Kluze y a investigar sus alrededores. No podemos acceder a su interior porque hemos cogido la única época del año en la que está cerrada… ¡¡vaya casualidad!! Pero aun así disfrutamos de su exterior.


Me fascina la erosión creada en las paredes de dicha garganta por el paso del Soça. Hay tramos donde la fuerza del río es inhumana y en cambio otros se convierten en una agradable y relajada piscina en la que dan ganas de saltar y darse un baño en sus cristalinas aguas.



Es evidente que esto nos ocurra, es un río alpino… su agua cae directamente de la cima de los alpes. Hielo puro, os lo aseguro. Pero eso no nos impide disfrutar del lugar… sentarme en la orilla, jugar a lanzar piedras al agua y escuchar el sonido que hace al caer es algo que me relaja más que cualquier sesión de meditación.
Cerca nuestro hay dos hombres practicando pesca (y luego soltando al pez, dato que quiero destacar). Nos acercamos y, desde una roca cercana, nos quedamos observándolos. Resulta muy relajante la situación… Nos hacen pasar un rato muy agradable y no dudo en agradecérselo cuando deciden irse a comer y se despiden de nosotros.
Al poco rato, decidimos regresar a la furgo. Por desgracia no podemos permanecer eternamente en este lugar y además, queremos seguir conquistando este país.

Cogemos de nuevo carretera con la intención de pasar por la localidad de Trenta, pero sin saber como lo hicimos, nos la pasamos de tal manera que ni siquiera vimos la señalización… ¿sería la paz y tranquilidad que llevábamos?
De esto nos dimos cuenta cuando nos vimos de lleno en el mismísimo paso de Vrsic… Se trata de una puerto de montaña, con 50 curvas de 180º numeradas y que alcanza los 1611 metros de altitud. Paso fronterizo donde en la primera guerra mundial, prisioneros rusos trabajaron en la mejora de la ruta para la estrategia que tenían preparada los austriacos camino al norte de Italia.





Nos despedimos del paso de Vrsic y nos encontramos con el precioso lago de Jansa por donde damos un tranquilo y agradable paseo bordeando su orilla y empapándonos de la tranquilidad del lugar. Como me gusta caminar… como me gusta la naturaleza… que libre me siento en ella…

Hoy solo nos queda una última cascada que visitar, la de Pericnik; situada en el valle de Vrata.
Llegamos a la zona y un cartel nos prohíbe el paso con coche por las inundaciones producidas unos años atrás, pero le preguntamos a un ciclista que rondaba por allí y nos dice que si que podemos pasar, que existe un parking un par de kilómetros más adelante. Nos fiamos de su palabra y vamos.
Y efectivamente, el acceso al parking está despejado, más adelante es cuando ya está prohibida la circulación. Pero la cascada está justo aquí. Cogemos sendero y en breves llegamos a la cascada. 68 metros de una caída de agua preciosa… acompañada de un alrededor con mucho encanto.


Existe un punto curioso en esta cascada y es que se puede pasar por detrás de ella. El sendero real está tapado por un bloque enorme de hielo que impide el paso, pero Sergi acaba inventando uno de sus senderos imaginarios y arriesgados. A pesar de yo haber visto una posibilidad más segura que la suya, sigo sus pasos maldiciéndolo durante el tramo. Pero el caso es que llegamos donde queríamos.

Para salir de aquí tomo yo la iniciativa y desciendo, como si fuese en una tabla de snow, sobre una zona pedregosa junto a la cascada. Un poquito de aventura sin peligro, nos lleva a tener que cruzar un estrecho tramo del rio, donde, a pesar de la ayuda de las piedras, acabo teniendo que meter uno de mis pies en el agua para poder cruzarlo. Un precioso bosque al atardecer nos lleva de nuevo a la furgo.
Ahora si, el día ya acorta luz y tenemos que ir a buscar sitio para dormir. Decidimos que va a ser Bled la ciudad que nos de cobijo. Bled… ¡¡que ilusión tengo por visitarla!! Su lago fue una de las primeras imágenes que me convencieron para hacer este viaje. Mañana la exprimiré al máximo, hoy solo nos queda dar unas cuantas vueltas decidiendo donde dormir, tomarnos nuestra merecidísima cerveza y cenar una sopa bien calentita, aunque sea en pijama en medio del parking del polideportivo… Ande yo caliente, ríase la gente. ¡¡Señores, que esto es vida!! Que me sobran los lujos y que estoy haciendo lo que realmente quiero…
Hemos pasado un día bastante ajetreado, viendo muchos lugares increíbles desde primera hora de la mañana, pero la paz y la tranquilidad que hoy he vivido han hecho que sean las 21:30 de la noche y que no esté cansada… sería capaz de continuar. Pero seamos coherentes y vayámonos a descansar… El lago de Bled me espera mañana con los brazos abiertos y tengo que devolverle el abrazo con la mejor de mis sonrisas.
Lahko noc…
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