jueves, 24 de abril de 2014

Gracias por caminar conmigo...







06:00 último madrugón en el camino… ya me despierto con esto en la cabeza. Aún así yo me preparo para caminar como si fuera un día cualquiera.

Hoy llueve, tengo que cubrirme bien, a mi y a mi “casa”.

Bajamos Ali, Oscar y yo a desayunar y todo como siempre. Pasa el hospitalero, el mismo que nos da el desayuno, y me felicita por mi cumpleaños; yo ni me acordaba de ello…





Salimos los 3 juntos del albergue, no llueve apenas, pero en cualquier momento puede ponerse seria la cosa. Caminamos sin darle importancia a nada, como si fuera un día más, pero yo conforme van pasando los kilómetros, voy perdiéndome dentro de mi misma…



Me encierro en el paisaje, disfruto de las gotas de lluvia cayendo sobre mis manos, desaparezco de la conversación que tienen Ali y Oscar y la tristeza se empieza a apoderar de mi. Cada paso que doy, es un paso más cerca a mi meta en este camino… Quiero retroceder y no irme nunca, volver a Roncesvalles y empezar de nuevo. No quiero llegar a Frómista… hoy no…






Pasamos por el grandioso canal de riego de Castilla, y enseguida ya puedo ver algún cartel de información de un albergue en Frómista; eso quiere decir que ya estamos cerca… Oscar dedica algún comentario sobre mi marcha y la pena que le da; Ali nos calla enseguida, no quiere despedidas…dice que lo pasa fatal.






Cruzamos el puentecito dónde se encuentran las compuertas del canal, nos hacemos un último “selfie” y le suena el teléfono a Ali… Son Miguel y Daniela, los de Valladolid, que nos están esperando en la plaza de Frómista para despedirse de mi. 






Unos pasos más adelante, puedo ver el cartel de entrada al pueblo y el final de mi camino… Sin ganas de sonreír y con poco valor, me hago la última foto… 





Vamos a encontrarnos con Miguel y Daniela, les saco la camiseta firmada y les pido que también firmen ellos. Lo hacen encantados… Una foto con ellos y el doloroso momento de la despedida… Me dicen palabras muy bonitas y me ofrecen su casa si alguna vez viajo por su tierra. Hasta pronto compañeros, muy buen camino…












Nos vamos los 3 guerreros a pegarnos el último almuerzo juntos. Cuesta ver el final del almuerzo, ninguno queremos que llegue el momento de la despedida. Hasta que decidimos no alargarlo más…

Le digo a Ali que aunque sé que no le gustan las despedidas, mínimo se tiene que hacer una foto conmigo. Ella me dice que más que eso, que va a darme un abrazo y eso hace… Yo rompo a llorar, este momento si que no lo soporto… despedirme de ellos 2 es muy duro para mi, han sido parte de mi camino desde el primer día y hemos compartido momentos muy buenos los 3. Yo solo quiero seguir caminando con ellos…

Luego me abrazo a Oscar y siento el mismo dolor que con Ali. Este viaje no debería acabar nunca…

Nos hacemos la última foto los 3 juntos y les veo alejarse sin mi… yo me quedo ahí, sentada en la silla viendo como caminan sin mi… yo quiero ir… yo quiero caminar… (Gracias por haberme hecho sentir tan especial a cada paso que hemos dado y por querer caminar a mi lado…)






Me levanto de la silla sin saber muy bien qué hacer, encima aún me quedan 3 horas para que salga el tren. Podría ir a visitar el pueblo, pero no me apetece, no tengo ánimos de ver nada… Me voy a buscar un cajero para sacar algo más de dinero por si me hace falta durante el viaje y cambio de bar. Allí me pido una cerveza en plan “vamos a ahogar las penas” y aprovecho para cargar mi móvil. Empiezo a conectar con el mundo y recibo muchos mensajes de felicitación por mi cumpleaños. Durante un rato me distraigo con esto…

En el bar entra Pepe, un peregrino que, aunque no haya tenido demasiado contacto con él, nos conocemos. Le digo que yo aparco aquí y se sienta un rato conmigo para despedirse de mí. Hablamos de lo tristes que son las despedidas en el camino, pero esto forma parte de él… Pienso que es otra metáfora de la vida: unos vienen y otros se van.



Después de hora y media en ese bar (tranquilos, no me emborraché, almorcé tranquilamente) decido ir a la estación de tren tranquilamente. Camino hacia allí, me cruzo con la mujer Italiana que tanto hemos admirado. Cruzo la calle para despedirme de ella, no sabía que yo terminaba ya. Nos damos un fuerte abrazo y le doy toda mi energía para continuar. Sé que lo va a conseguir. Tiene una historia realmente triste esta mujer, pero también tiene más coraje que ninguno de los que estamos aquí.






Llego a la estación y me siento a esperar. A los minutos empiezan a llegar algunos peregrinos que también cogían hoy el tren aquí, y entre ellos está Carmen, una amiga de los gallegos que caminó con ellos 2 o 3 días.

Ya tengo compañía, así tendré la mente distraída durante bastante rato.

Ella va a Palencia a visitar a su hija. Así que cogemos el mismo tren y en la misma dirección. Hablamos de muchas cosas y se me va el tiempo muy rápido.

El tren llega a Palencia y ahí bajamos las dos. Nos despedimos y deseamos suerte en nuestras vidas.



Me queda 1 hora para coger el tren con destino a Madrid. Voy a buscar algo de comida y vuelvo a la estación. Me siento en un banco al lado de un enchufe, así aprovecho la espera para cargar el móvil mientras como algo.

Enfrente mío hay 2 peregrinos franceses y mantenemos una pequeña conversación sobre el camino. Ellos también han terminado ya, vuelven en dirección Roncesvalles porque tienen allí el coche; de allí viajan hasta “Le Puy”, Francia.

A mi lado hay una señora que tras un rato observándome, se anima a preguntarme si empezaba hoy el camino… le digo que por desgracia no, que termino aquí. Ella fue peregrina en su día también y lo disfrutó como todos lo hemos hecho. Mantenemos una agradable conversación hasta que mi tren llega. Me despido de ella agradeciéndole el rato que hemos pasado.



Me subo al tren, saco mi reproductor de música, me coloco los cascos e intento disfrutar del viaje de vuelta a casa. He estado 2 semanas viviendo sin música, mi gran compañera en mi vida, la que consigue que me evada de la rutina, mi droga diaria…

Con la música y la sensación de estar apartada del resto de pasajeros del tren, mi mente se pierde en estas últimas 2 semanas… No puedo evitar ponerme triste, incluso se me cae alguna lágrima… He disfrutado tanto que solo de pensar que mañana despertaré sin todo esto, me hace sentir mal. No entiendo porque no puedo continuar… bueno, si lo entiendo, pero no entiendo porque tiene que ser así si no es lo que yo quiero…



Llego a Madrid y todo se vuelve horrible. Hay miles de personas corriendo de un lado a otro, empujones, prisas, estrés, malas caras… Al principio entro en una risa nerviosa que acaba convirtiéndose en un agobio que hace que solo quiera echarme a llorar. Hasta noto que me falta el aire… Es un cambio muy brusco para mí, necesito adaptarme. Encima la gente me observa…quizás mi mochila, mi ropa de peregrina y el hecho de ir en chanclas con calcetines por Madrid tenga algo que ver, pero ¿sabéis qué? ¡¡Que yo sigo siendo peregrina!!



Llego a la estación de autobuses con tan solo 10 minutos para que salga mi autobús a casa.

Durante el viaje, vuelvo a dejar mi cabeza perdida en “el camino” con mi música de fondo. Esta vez me quedo con todo lo positivo.

Recuerdo los prados tan verdes de Navarra, el día que llegué a Roncesvalles y como me quedé con las ganas de empezar a caminar desde Saint Jean. El momento en el que conocí a Ali. La mañana siguiente que fue cuando conocí a Oscar. El atardecer que vi en Roncesvalles nada más llegar mientras los demás estaban en la misa del peregrino. Mis primeros kilómetros y lo alucinada que estaba. Conversaciones con los demás peregrinos. El día que conocí a los gallegos y el momento de la queimada. Historias increíbles que me han contado ellos. Todo lo que he aprendido en el camino. Recuerdo cada olor que he sentido, cada sonido de la naturaleza. La sensación de cuándo he caminado con los ojos cerrados y los brazos abiertos. Momentos especiales en los albergues. Conversaciones únicas con otros compañeros de camino mientras caminábamos….

Podría estar diciendo cosas hasta el infinito… y todo cosas buenas, positivas. De toda esa energía es de la que me he llenado y con la que me vuelvo a casa. Como me dijo mi madre: “con esto ya te has recargado para todo lo que queda de año”.

En el autobús, yo iba sentada en el asiento de delante y estuve medio viaje hablando con el conductor, me preguntó sobre el camino. Una de las cosas que le dije es que el camino cada uno se lo toma de una forma, pero yo lo disfruto de todas las maneras posibles… Me lo tomo como algo deportivo, vivo la naturaleza desde el mismísimo corazón de ella, disfruto del aire, el olor y el sonido que ella me proporciona; conozco el lado más oculto de las personas y lo mejor de cada una de ellas y expongo el mío a corazón abierto. Aprendo de otras culturas, practico algo de otros idiomas y curioseo sobre cada rincón del mundo. Disfruto la gastronomía; y la construcción de las catedrales y las iglesias me ponen los pelos de punta. No me he dejado nada por disfrutar. Mis dolores físicos han vuelto a quedarse en un segundo plano.

Ya casi cuando estaba llegando a Valencia mi cabeza se centró en mis padres, que sabía que iban a estar allí esperándome. Las ganas de verlos a ellos y a mi perro aumentaban.

Bajé del autobús y la cara de mis padres fue impagable… mi madre no pudo contener la emoción al verme ni yo al verlos a ellos… Solo han sido 2 semanas, pero gracias a escribir este blog sin tapujos, ellos han podido comprobar lo feliz que soy haciendo estas cosas.



Decidí escribir el blog de esta manera, en forma de diario porque pensé que era la mejor manera de que todos comprendáis como me siento cuando hago el camino. Muchos me han preguntado que veo de interesante en destrozarme los pies y la espalda caminando tantísimos kilómetros durante mis vacaciones, que lo mejor es que me vaya de hotel a que me lo den todo hecho y disfrute de verdad. Nunca he sabido explicar con palabras lo que siento haciendo el camino de Santiago y me he dedicado a decir que para mí no era un sufrimiento físico, sino una relajación mental. Pero creo que con este blog he sabido explicaros muy bien lo que significa para mi… Este es mi ideal de vida, yo quiero caminar...










Quiero daros las gracias a todos y a cada una de las personas que habéis leído “el camino de pi”. Sigo alucinando cuando veo la cantidad de visitas que tiene mi blog.

Me gustaría ir uno por uno agradeciendo todos los mensajes de apoyo y quiero deciros, que aunque no os los haya contestado, los he leído absolutamente todos. Haceros saber que sin vosotros nada de esto habría sido posible, me habéis dado la fuerza necesaria para afrontar cada etapa.

He conseguido que os imaginéis cada paisaje, que cojáis cariño a la gente que ha caminado conmigo, que hayáis sufrido en cada cuesta que subía, que os hayáis emocionado cuando yo lo he hecho y sobretodo, que hayáis disfrutado conmigo como si fueseis metidos en mi mochila.

Pero insisto, esto lo he conseguido gracias a vuestros mensajes de apoyo y gracias a que he sabido que me leíais cada día deseando leer la siguiente etapa como si fueseis protagonistas de esta historia…





Un millón de gracias por caminar conmigo…







Buen camino en la vida, compañeros…





miércoles, 23 de abril de 2014

Etapa 13... Últimos kilómetros...

Esta etapa es la de ayer, pero no pude escribirla. Lo entendereis conforme vayais leyendo...
06:15 me despierto concienciada de que hoy va a ser mi última etapa. Tengo una mezcla de pena y emoción por disfrutarla.
La salida de Hontanas es muy bonita y lo mejor de todo es que caminas por sendero, nada de carretera.


Hoy no puedo hacer mi foto diaria del amanecer porque está nublado, pero tampoco está feo el paisaje; eso es imposible en estas tierras... Asi que, aunque no salga mi querido sol, hago la foto igualmente.

Camino entre risas disfrutando del paisaje y unos 4km más adelante pasamos por las ruinas de un antiguo convento del siglo XV dónde los monjes de la época trataban a enfermos de gangrena; es espectacular... Damos la vuelta y vemos que en su interior han habilitado un pequeño albergue de peregrinos.



Continuamos hasta el primer pueblo de la etapa, Castrojeriz, dónde encuentro a mis gallegos y Fernando, uno de ellos, me recibe con un abrazo. Paramos a almorzar con ellos en ese bar.
Un buen bocadillo y atravesamos el precioso pueblo. Está muy bien cuidado y tiene mucho encanto; aparte de todo tipo de servicios.


A la salida de Castrojeriz, se ve a lo lejos una dura pendiente que me va a llevar a lo más alto de la zona. Ya me habian avisado de lo dura que es y vengo mentalizada a subirla con toda mi energia.
Un cartel advirtiendo la pendiente de un 12% hace que me active y utilize mi método: tracción en mis piernas y paso firme. La subida tiene 1km de distancia, pero no miro adelante...voy con la cabeza baja y la voy levantando para mirar el paisaje que tengo a mi izquierda que es el que me da fuerzas. Voy dejando atrás a otros peregrinos más lentos y casi en la cima, veo a Fernando, un gallego, que está sacándome fotos en la dura subida y dándome ánimos. Voy directa a él y lo cojo del brazo para ayudarlo un poco en la subida mientras voy diciéndole que es un fenómeno que puede con todo. Nos separamos y en pocos metros llego a la cima dónde me reciben con ánimos. Lo mismo hago yo conforme van llegando los demás.


Me siento a contemplar el alucinante paisaje mientras sonrio, una vez más, por lo que acabo de conseguir. El sabor de la victoria...
Ahora toca bajar lo que he subido en una pendiente del 18%. Bajamos todos juntos cada uno a nuestro ritmo. Yo abro los brazos y casi casi me dejo caer mientras disfruto del paisaje y el viento... Me encanta caminar así.
Continuamos los 6 en un agradable paseo; los 3 gallegos (uno d ellos, Manuel, hoy ha fallado por problemas de ampollas), Oscar, Ali y yo. Que bonito es caminar rodeada de buena gente y un paisaje único, estoy tan cómoda....
Unos kilómetros más tarde veo un puente que nos ayuda a cruzar el rio Pisuerga con sus aguas manchadas y con un aspecto poco agradable.

Justo al cruzar, me sorprende un cartel que me avisa de que dejo la provincia de Burgos para entrar en la provincia de Palencia. Unas fotitos y continuamos.


Ya solo nos quedan unos 10km y antes del tirón final hacemos una parada pa reponer algo de fuerzas dónde nos encontramos a Miguel y a Daniela que paran a comer.
Los gallegos también deciden comer y nosotros 3, continuamos a la meta de hoy.
En los últimos kilómetros ya empiezo a notar el cansancio y encima el viento se está convirtiendo en algo muy molesto. Nos hemos desperdigado y vamos en solitario.
Al fondo veo el pueblo y en la entrada a Oscar que está esperándonos para que entremos los 3 juntos. Me siento con él hasta que llega Ali. Tomamos aire y vamos en busca del albergue que me habían recomendado los gallegos.
28 kilómetros muy bien llevados y ¡¡otra etapa completada!! Boadilla del Camino es mi meta de hoy.

El albergue es muy bonito, tiene un jardín con mucho encanto dónde, seguramente, pasaremos la tarde todos los peregrinos a pesar del frío que hace hoy.
Nos duchamos, comemos lo poco que nos dan en el restaurante del albergue por lo tarde que es y subo a la cama a descansar un poco.
Estando en la cama no dejo de pensar que es mi último día aquí y no quiero perderme nada; entonces me entran las prisas por vivir y tardo media horita en abandonar la cama y bajar al jardín a ver quienes están ahí.
Me encuentro una mesa llena de gente pasándolo muy bien y...¡¡Mira que bien!! Esa gente es mi gente. Oscar, los gallegos, Germán y Sandra (una pareja de Barcelona que conozco poco,pero que me parecen muy agradables) y Jordi, un chico que hemos coincidido hoy con él y parece majo también.

Me siento con ellos y disfrutamos de un rato muy agradable contando historias divertidas, anécdotas curiosas, conociéndonos... En fin, disfrutando de la tarde. Ali baja a los pocos minutos y se une a nosotros.
Decidimos cenar todos juntos en el albergue. Nos ponen un menú simple pero apetitoso: sopa de ajo, potaje de garbanzos y de segundo pollo o pescado a elegir. Un par de botellas de vino nos hace más amena la velada.

Yo estoy encantada, pues habíamos hablado de despedirme con una cena todos juntos y aquí tengo a la gente conmigo. Me siento tan bien...
Al acabar la cena Oscar recuerda a todo el comedor que mañana es mi cumpleaños y hoy mi despedida del camino. No me queda otro remedio que levantarme y dar un pequeño discurso de agradecimiento (en español y luego en un inglés chapurreado). Les doy las gracias a todos por haberme acompañado en mi camino, que cada uno de ellos ha hecho que sea especial y varias palabras más que me salen desde muy adentro.
Levantamos las copas y brindamos. Y a continuación están todos cantándome el cumpleaños feliz con la mejor de sus sonrisas.

Es un momento tan sumamente especial para mi... Todo un comedor lleno de personas de todas partes del mundo que han estado caminando junto a mi las últimas 2 semanas, están esta noche conmigo para despedirme y felicitarme en mi cumpleaños. No tengo palabras... Esto es único e inolvidable...
Oscar me pide una camiseta mia y se dedican a pasársela uno a uno por la mesa, firmándomela. Que precioso detalle... La miro con detenimiento agradeciendo cada mensaje que me han dejado escrito. Me encanta el regalo.
De repente, en la mesa, nos quedamos todos en silencio... Ese silencio que delata la tristeza de despedir a alguien... Soy yo la que rompe ese silencio y me levanto en busca del hospitalero para que me facilite algún licor con el que poder invitar a los que me acompañan hoy y hacer un último brindis.
Muy majo el hospitalero, me prepara una bandeja con 15 chupitos de orujo y allí entro yo en el comedor poniendo alegría a la mesa con este último brindis que me dedican.
Después de esto, salimos todos al jardín a hacer una foto de grupo que pienso poner en el comedor de mi casa.

A continuación viene una parte dura para mi... Despedirme de mis gallegos... Cada uno de ellos me entrega algo suyo como recuerdo, unas bonitas palabras, una cara de pena por mi marcha, un abrazo único y especial... Se me está haciendo muy duro despedirme de ellos, pero me consuela que voy a estar en contacto con ellos y me voy a casa con 4 amigos únicos. No dejo de agradecerles todo lo que me han enseñado y los bonitos ratos que hemos pasado juntos; les digo los especiales que son y que no cambien nunca. Y porsupuesto, les doy toda mi fuerza para llegar al final, porque son unos campeones y lo van а conseguir.

Con el nudo en la garganta, me voy a buscar a los demás y les enseño los detalles que me han dado. Oscar también me da algo suyo. Pienso guardar estas cosas como oro en paño...
Nos animamos un poco los que quedamos y nos pedimos unos cubatas para terminar de cerrar la fiesta. Nos grabamos en video improvisando una especie de baile dónde nos reimos muchísimo y nos sentamos a darnos una última charla. De aquí a la cama... Yo solo haré 6km, pero los demás tienen que estar bien descansados para la etapa de mañana.
Como una niña pequeña, me voy a la cama más feliz que una perdíz. Jamás he tenido un cumpleaños tan especial...Ni una despedida tan agradable...
Buenas noches y buen camino....

lunes, 21 de abril de 2014

Etapa 12... Todo pasa por algo.

06:15 hoy tengo muchísimo sueño, incluso les propongo a Oscar y Ali quedarnos hoy en la cama y no salir a caminar. Ayer la etapa fue pesada y tampoco descansé por la tarde. Mis ganas de vivir y no perderme nada me están pasando factura a primera hora de la mañana, pero se que en un rato lo llevaré mejor; así que me levanto y me preparo para la dura batalla de hoy... La guía dice que hasta Hontanas hay 31km. Vamos a ver que tal se me dan...
Hoy salgo bien acompañada de Oscar, Ali y el matrimonio de Valladolid, Miguel y Daniela.
Disfruto de la catedral por última vez y vamos saliendo de Burgos pasando por la universidad, no sin antes haciéndonos una foto de grupo en su admirable fachada.



En breves dejamos terreno urbano para volver a pisar monte, sobre asfalto, pero con mejores vistas.


Sigo teniendo bastante sueño y el hombro hoy no va a darme buena compañia... Voy dándole tregua poniendo mi casa/mochila sobre el hombro contrario, colocándomela delante...de alguna manera le doy descanso a mi hombro quejica.
A los casi 11km llegamos a Tardajos, primer pueblo en la etapa de hoy; Miguel y Daniela continuan y nosotros 3 paramos a coger fuerzas.
Bocadillo de tortilla y coca cola. Suelto la mochila y me descalzo. Todo esto hace que, por fin, me despierte.
Hacemos alguna foto a la salida del pueblo, dónde encontramos la replica de un mapa y observo detenidamente la distancia que llevo recorrida. Sigo sin creermelo...

Continuamos los 3 con las pilas cargadas y poco a poco voy dándome cuenta de que el paisaje ahora si que es el típico de castilla. Valles verdes inmensos y un sendero sobre ellos que parece llevarte a ninguna parte.
Mi teoría para estas etapas es saber disfrutar del paisaje y buena compañia para poder hablar y que no se te haga eterno.



Caminamos los 3 juntos hasta que mi hombro me pide a gritos un descanso. Veo un trozo de prado llano que me llama y les digo que voy a descansar un rato; a Ali le parece buena idea y me hace compañia. Oscar decide continuar hasta el siguiente pueblo.

Me deshago de la mochila tirándola al suelo, me descalzo y me siento en la hierba. Ali hace lo mismo. Durante un par de minutos disfrutamos del placer del momento y a Ali le suena el movil. Es Jose, su chico. Ellos hablan tranquilamente mientras yo disfruto de mi descanso, del paisaje, de saludar a los demás peregrinos, del aire fresco... En fin, de todo.


A los pocos minutos, mientras Ali seguía hablando por teléfono, pasa un peregrino; nos miramos y nos deseamos "buen camino" mutuamente... De repente, el tiempo se paraliza y ese peregrino y yo nos quedamos mirándonos fijamente... Me cuesta reaccionar, igual que a él hasta que me doy cuenta de que... ¡¡ES UNO DE MIS GALLEGOS!!
¡¡No me lo puedo creer!! Nos quedamos los 2 asombrados y nos saludamos con muchísima alegría. Miro hacia atrás y veo que el resto de la cuadrilla vienen por ahí con la misma sonrisa que yo. Nos fundimos en abrazos, no dejo de decirles que llevo días preguntando por ellos, que los daba por perdidos, que lo mejor que me ha pasado hoy es esto, que no quería irme sin volver a verlos...mil cosas que me salen desde dentro.
Ellos solo me decían que pensaban que yo acabaría en Burgos como bien les dije en su día y que venían con la idea de que no iban a verme más y estaban apenados por ello.
Ha sido una alegría mutua. Pero sobretodo, para mi, ha sido algo muy especial. Ya los daba por perdidos y ahora se que me voy a volver a casa pudiendo pasar mis dos últimos días también con ellos. No se, es algo inexplicable lo que siento... Esto solo pasa en el camino... Los llevaba 3 días por detrás y me he reencontrado con ellos sin esperármelo. Y lo mejor de todo, es que ellos se han alegrado tanto como yo... Ha sido un momento único y Ali también lo ha compartido conmigo. Pienso que las cosas siempre pasan por algo y esto ha pasado porque tenía que acabar mi camino con ellos...

Evidentemente, ya no nos hemos separado. Hemos compartido la alegría del reencuentro, me han contado la de kilómetros que han hecho en pocos días y gracias a ello hoy estoy caminando a su lado. ¡¡Han vuelto mis gallegos!! Siguen diciéndome lo contentos que están de verme y de que haya continuado unos días más.
Tengo ganas de ver la cara de Oscar cuando nos vea a Ali y a mi con ellos.

Me olvido del hombro, del cansancio y mis pilas se recargan al 200%. Castilla deja de ser monótona y se convierte en toda una diversión al lado de ellos.
Siguen contándome mil historias vividas en el camino y hablamos tan agusto como los últimos días.
Unos kilómetros más adelante, llegamos a Hornillos del Camino dónde puedo ver la cara de Oscar alucinando con la compañia que traemos. Vuelvo a ver sonrisas y abrazos de alegría. Este día es especial para mi...

Decidimos continuar todos juntos. Ya solo nos quedan 11 kilómetros para la meta de hoy.
La compañía es muy grata para todos, pero los últimos 7kilómetros empiezan a ser agotadores y el interminable paisaje castellano no ayuda mucho... Es más, llegamos a un punto dónde creemos que es el fin del mundo porque no se ve más que el cielo semejando el infinito. Es alucinante a pesar del agotamiento.

Nos empezamos a encontrar sobre un sendero lleno de barro que no nos ayuda nada a continuar caminando y encima tiene pinta de acompañarnos hasta el final de la etapa.
Llegamos a pensar que Hontanas no existe, que nos han engañado, porque no veíamos el pueblo por ninguna parte y los kilómetros pasaban y pasaban... Dolor de hombro, de pies, cansancio, desespero de todos nosotros... Y por fin, vemos en lo hondo del valle, asomar el campanario de la iglesia y seguidamente mi grito de: ¡¡Hontanas existe!!

Por fin llegamos... Ali mira su gps y han sido 33km... Una barbaridad. Pero los 33km más satisfactorios de este camino... Porque los he conseguido y, sobretodo, por mis maestros de queimada. ¡¡Ole por todo!!
Cogemos cama, ellos van a otro albergue cerquita del mio, nos duchamos y bajamos a comer. Al ratito vienen a visitarnos 2 de los gallegos y pasamos otro rato en agradable compañia. Ali y Oscar se suben a descansar y yo me quedo un rato más hablando con ellos.
La grata compañia puede con mi cansancio.
Un poco mas tarde, cojo un ratito de cama y bajo a ver si tengo algo de cobertura para contactar con el mundo. Ahi nos reunimos muchos de nosotros a pasar juntos lo que queda de tarde.

No, no quiero irme de aquí... Mi cuerpo quiere descansar pero yo no quiero separarme del camino, a mi esto me llena mucho y ver que hay gente que acaba de conocerme y que no quieren que me vaya de aquí, es realmente increible...
Insisto... La magia del camino...

Buenas noches y buen camino...

domingo, 20 de abril de 2014

Etapa 11... Lo que me queda por vivir.

06:00 se escucha la alarma de Oscar. Hoy hemos dormido en una habitación Oscar, Josema, Ali y yo; se agradece que en los albergues privados pongan a los grupitos de amigos juntos en una sola habitación. ¿Lo malo? Pues que se sabe enseguida quien ronca y mi catarro me ha delatado esta noche, aunque dicen que ha sido poca cosa...

Me despierto con energia y me preparo para la posible lluvia que nos pueda caer. Ha estado casi toda la noche lloviendo y, aunque ahora no lo haga, tiene pinta de que antes o después caerá.


Nos vamos a desayunar a "el alquimista", la tienda/bar dónde ayer nos atendieron tan amablemente.
Hoy estoy muy motivada, tengo ganas de ver Burgos y sobretodo su catedral.

Aunque vaya a caminar hasta el miércoles, mi primera idea de terminar el camino era hoy en Burgos, así que me sirve de otro motivo más para querer llegar allí.

Arrancamos los 4 entre risas y alguna que otra anécdota relacionada con el camino (evidentemente). Enseguida llegamos a Atapuerca, pueblo dónde se encuentran los famosos yacimientos que no vamos a ver porque es una visita turística y nosotros venimos a caminar...

La salida del pueblo, el camino nos adentra en una subida a "la sierra de atapuerca" y es aquí dónde nos empieza a llover y cada vez con más ganas. Yo voy bien preparada para la lluvia, así que la disfruto incluso jugando como un niño metiéndome en los charcos llenos de barro. Llamadme loca, pero esto también me da energía y más en una etapa como la de hoy.


La subida nos lleva al alto de la sierra dónde hay una cruz de madera rodeada por un montículo de piedras que me recuerda mucho a la cruz de Ferro (situada en los montes de León, saliendo de Foncebadón, antes de la bajada a Ponferrada; osea, parte de mi camino del año pasado), así que en honor a ella, cojo una piedra y la dejo sobre las demás aportando mi granito.


No puedo hacer demasiadas fotos con la lluvia y la niebla que hay, apenas se ve nada y mi cámara tampoco es acuática.

Justo en este punto, hacemos un alto en el camino y yo me pongo mis pantalones chubasqueros mientras Ali estrena sus polainas caseras hechas a base de las mangas de un chubasquero y la cámara de la rueda de una bici... Si, tal cual suena; ver para creer, es una bomba de imaginación esta mujer.


A partir de aquí, empieza el descenso entre piedras resbaladizas, barro y charcos hasta que tocamos carretera. Continúa lloviendo sin ánimo de querer parar.

Unos cuántos kilómetros más adelante, aparece el tan esperado bar que, evidentemente, está repleto de peregrinos empapados. Nosotros no vamos a ser menos y paramos a almorzar ahí también.

Ya entrados en calor y con fuerza, nos equipamos otra vez y salimos en busca de Burgos.

Hoy el paisaje es pésimo, caminamos todo el rato por carretera.
Está la opción de ir bordeando el río, la senda fluvial, pero en un día como hoy es un suicidio por el barro que podamos encontrar y lo más sensato es hacerlo por carretera, así que eso hacemos.

La lluvía, por suerte, me da por la espalda y no está resultando incómoda. De todas maneras, yo sigo disfrutando de ella y mis nervios por llegar a Burgos aumentan.

Bordeamos el aeropuerto y entramos por la parte del polígono industrial. Y cuando ya crees que estás entrando en Burgos, te enteras de que aún te quedan como 10km para llegar al albergue... Empiezo a desesperarme un poco y aquí empieza mi dolor de hombro. También es normal, pues llevamos sobre 20km y solo he hecho una parada para descansar de la mochila.
Pero aquí me contradigo yo misma diciéndome que mientras he estado disfrutando de la lluvia, imaginándome la catedral de Burgos, etc... No me ha dolido nada.
Así que, Martita, vuelve a tu nube y disfruta del camino por muy feo que sea hoy.

Y eso hago, saco fuerzas y empiezo a soltar alguna tonteria para que nos riamos todos un rato. Me dibujo la sonrisa en la cara y veo las cosas de otra manera.

Cuando quiero darme cuenta, el cartel de entrada a Burgos lo tengo delante de mi.


Ahora si, la catedral no puede estar muy lejos y mis nervios se ponen como los de un niño con un juguete nuevo.
Hasta que conseguimos llegar al centro de la ciudad, son casi 3km que se me hacen interminables y mi mochila vuelve a pesar mucho de repente.
Me desespero, me duelen los pies, el hombro me da pinchazos, maldigo lo grande que es la ciudad y de golpe y porrazo me quedo callada mirando fijamente lo que tanto he estado deseando... Ahí está, no me lo puedo creer, es impresionante.... Tengo la catedral de Burgos enfrente mía... Y trás 24 kilómetros...


¡¡OBJETIVO CONSEGUIDO!!

El albergue está justo al lado, los demás ya han entrado, pero yo con la emoción no se que hacer, solo puedo mirarla y notar la emoción que llevo dentro... Pongo pies en tierra y decido coger cama, ducharme rápido y salir a contemplarla bien de cerca.


Antes de comer, nos despedimos de Josema, el acaba aquí su camino... Una lástima, la verdad, habíamos pasado estos 2 últimos días con él y habían sido muy agradables. Me alegro mucho de que te hayas cruzado en mi camino y de haber caminado a tu lado.


Una vez comidos, decidimos ir los 3 a hacer unas compras necesarias y, porsupuesto, visitar la ciudad.



No voy a dar demasiado detalles, pero me ha fascinado Burgos y eso que no la he visto entera. Eso sí, la catedral no he podido verla por dentro, pero por fuera le he dado 3 vueltas completas sin dejar de admirarla en ningún momento.




Después de estar toda la tarde paseando, de que haya salido el sol y de no notar ni el cansancio de la etapa, me voy a cenar y a la habitación a preparar lo necesario para mañana y sobretodo a descansar en compañia de mis peregrinos. Mañana nos esperan más de 31 kilómetros que esperamos que el clima no nos lo complique demasiado.

Me quedan 2 etapas para terminar...no quiero que acabe, no quiero irme del camino, no quiero volver a la rutina... Sería capaz de vivir así, durmiendo cada noche en un lugar diferente y visitando cada rincón del mundo a pie...

Pero no voy a pensar en lo poco que me queda de camino, sino en lo que aún me queda por vivir...


Buenas noches y buen camino...