miércoles, 23 de abril de 2014

Etapa 13... Últimos kilómetros...

Esta etapa es la de ayer, pero no pude escribirla. Lo entendereis conforme vayais leyendo...
06:15 me despierto concienciada de que hoy va a ser mi última etapa. Tengo una mezcla de pena y emoción por disfrutarla.
La salida de Hontanas es muy bonita y lo mejor de todo es que caminas por sendero, nada de carretera.


Hoy no puedo hacer mi foto diaria del amanecer porque está nublado, pero tampoco está feo el paisaje; eso es imposible en estas tierras... Asi que, aunque no salga mi querido sol, hago la foto igualmente.

Camino entre risas disfrutando del paisaje y unos 4km más adelante pasamos por las ruinas de un antiguo convento del siglo XV dónde los monjes de la época trataban a enfermos de gangrena; es espectacular... Damos la vuelta y vemos que en su interior han habilitado un pequeño albergue de peregrinos.



Continuamos hasta el primer pueblo de la etapa, Castrojeriz, dónde encuentro a mis gallegos y Fernando, uno de ellos, me recibe con un abrazo. Paramos a almorzar con ellos en ese bar.
Un buen bocadillo y atravesamos el precioso pueblo. Está muy bien cuidado y tiene mucho encanto; aparte de todo tipo de servicios.


A la salida de Castrojeriz, se ve a lo lejos una dura pendiente que me va a llevar a lo más alto de la zona. Ya me habian avisado de lo dura que es y vengo mentalizada a subirla con toda mi energia.
Un cartel advirtiendo la pendiente de un 12% hace que me active y utilize mi método: tracción en mis piernas y paso firme. La subida tiene 1km de distancia, pero no miro adelante...voy con la cabeza baja y la voy levantando para mirar el paisaje que tengo a mi izquierda que es el que me da fuerzas. Voy dejando atrás a otros peregrinos más lentos y casi en la cima, veo a Fernando, un gallego, que está sacándome fotos en la dura subida y dándome ánimos. Voy directa a él y lo cojo del brazo para ayudarlo un poco en la subida mientras voy diciéndole que es un fenómeno que puede con todo. Nos separamos y en pocos metros llego a la cima dónde me reciben con ánimos. Lo mismo hago yo conforme van llegando los demás.


Me siento a contemplar el alucinante paisaje mientras sonrio, una vez más, por lo que acabo de conseguir. El sabor de la victoria...
Ahora toca bajar lo que he subido en una pendiente del 18%. Bajamos todos juntos cada uno a nuestro ritmo. Yo abro los brazos y casi casi me dejo caer mientras disfruto del paisaje y el viento... Me encanta caminar así.
Continuamos los 6 en un agradable paseo; los 3 gallegos (uno d ellos, Manuel, hoy ha fallado por problemas de ampollas), Oscar, Ali y yo. Que bonito es caminar rodeada de buena gente y un paisaje único, estoy tan cómoda....
Unos kilómetros más tarde veo un puente que nos ayuda a cruzar el rio Pisuerga con sus aguas manchadas y con un aspecto poco agradable.

Justo al cruzar, me sorprende un cartel que me avisa de que dejo la provincia de Burgos para entrar en la provincia de Palencia. Unas fotitos y continuamos.


Ya solo nos quedan unos 10km y antes del tirón final hacemos una parada pa reponer algo de fuerzas dónde nos encontramos a Miguel y a Daniela que paran a comer.
Los gallegos también deciden comer y nosotros 3, continuamos a la meta de hoy.
En los últimos kilómetros ya empiezo a notar el cansancio y encima el viento se está convirtiendo en algo muy molesto. Nos hemos desperdigado y vamos en solitario.
Al fondo veo el pueblo y en la entrada a Oscar que está esperándonos para que entremos los 3 juntos. Me siento con él hasta que llega Ali. Tomamos aire y vamos en busca del albergue que me habían recomendado los gallegos.
28 kilómetros muy bien llevados y ¡¡otra etapa completada!! Boadilla del Camino es mi meta de hoy.

El albergue es muy bonito, tiene un jardín con mucho encanto dónde, seguramente, pasaremos la tarde todos los peregrinos a pesar del frío que hace hoy.
Nos duchamos, comemos lo poco que nos dan en el restaurante del albergue por lo tarde que es y subo a la cama a descansar un poco.
Estando en la cama no dejo de pensar que es mi último día aquí y no quiero perderme nada; entonces me entran las prisas por vivir y tardo media horita en abandonar la cama y bajar al jardín a ver quienes están ahí.
Me encuentro una mesa llena de gente pasándolo muy bien y...¡¡Mira que bien!! Esa gente es mi gente. Oscar, los gallegos, Germán y Sandra (una pareja de Barcelona que conozco poco,pero que me parecen muy agradables) y Jordi, un chico que hemos coincidido hoy con él y parece majo también.

Me siento con ellos y disfrutamos de un rato muy agradable contando historias divertidas, anécdotas curiosas, conociéndonos... En fin, disfrutando de la tarde. Ali baja a los pocos minutos y se une a nosotros.
Decidimos cenar todos juntos en el albergue. Nos ponen un menú simple pero apetitoso: sopa de ajo, potaje de garbanzos y de segundo pollo o pescado a elegir. Un par de botellas de vino nos hace más amena la velada.

Yo estoy encantada, pues habíamos hablado de despedirme con una cena todos juntos y aquí tengo a la gente conmigo. Me siento tan bien...
Al acabar la cena Oscar recuerda a todo el comedor que mañana es mi cumpleaños y hoy mi despedida del camino. No me queda otro remedio que levantarme y dar un pequeño discurso de agradecimiento (en español y luego en un inglés chapurreado). Les doy las gracias a todos por haberme acompañado en mi camino, que cada uno de ellos ha hecho que sea especial y varias palabras más que me salen desde muy adentro.
Levantamos las copas y brindamos. Y a continuación están todos cantándome el cumpleaños feliz con la mejor de sus sonrisas.

Es un momento tan sumamente especial para mi... Todo un comedor lleno de personas de todas partes del mundo que han estado caminando junto a mi las últimas 2 semanas, están esta noche conmigo para despedirme y felicitarme en mi cumpleaños. No tengo palabras... Esto es único e inolvidable...
Oscar me pide una camiseta mia y se dedican a pasársela uno a uno por la mesa, firmándomela. Que precioso detalle... La miro con detenimiento agradeciendo cada mensaje que me han dejado escrito. Me encanta el regalo.
De repente, en la mesa, nos quedamos todos en silencio... Ese silencio que delata la tristeza de despedir a alguien... Soy yo la que rompe ese silencio y me levanto en busca del hospitalero para que me facilite algún licor con el que poder invitar a los que me acompañan hoy y hacer un último brindis.
Muy majo el hospitalero, me prepara una bandeja con 15 chupitos de orujo y allí entro yo en el comedor poniendo alegría a la mesa con este último brindis que me dedican.
Después de esto, salimos todos al jardín a hacer una foto de grupo que pienso poner en el comedor de mi casa.

A continuación viene una parte dura para mi... Despedirme de mis gallegos... Cada uno de ellos me entrega algo suyo como recuerdo, unas bonitas palabras, una cara de pena por mi marcha, un abrazo único y especial... Se me está haciendo muy duro despedirme de ellos, pero me consuela que voy a estar en contacto con ellos y me voy a casa con 4 amigos únicos. No dejo de agradecerles todo lo que me han enseñado y los bonitos ratos que hemos pasado juntos; les digo los especiales que son y que no cambien nunca. Y porsupuesto, les doy toda mi fuerza para llegar al final, porque son unos campeones y lo van а conseguir.

Con el nudo en la garganta, me voy a buscar a los demás y les enseño los detalles que me han dado. Oscar también me da algo suyo. Pienso guardar estas cosas como oro en paño...
Nos animamos un poco los que quedamos y nos pedimos unos cubatas para terminar de cerrar la fiesta. Nos grabamos en video improvisando una especie de baile dónde nos reimos muchísimo y nos sentamos a darnos una última charla. De aquí a la cama... Yo solo haré 6km, pero los demás tienen que estar bien descansados para la etapa de mañana.
Como una niña pequeña, me voy a la cama más feliz que una perdíz. Jamás he tenido un cumpleaños tan especial...Ni una despedida tan agradable...
Buenas noches y buen camino....

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