06:00 Hoy he dormido media horita más, ¡que se agradece! El albergue era más grande y el ruido de los madrugadores no molestaba tanto.
Sigo durmiendo de un tirón. La verdad que tengo suerte porque hablo con más peregrinos y dicen que les cuesta dormir, que se despiertan muchas veces durante la noche...yo no tengo problemas, me he adaptado rápido en este sentido ( y creo que en todos).
Me siento en la cama y empiezo a preparar mis pies para la batalla; hoy voy a ponerles menos esparadrapo pues creo que ayer me excedí y entre el calor y eso, la presión que me hicieron fue insufrible. No estoy muy convencida de que me vaya a ir bien, pero tengo que probarlo.
Una vez preparados, me visto, vuelvo a hacer mi mochila/casa (todo en el mismo orden cada día, sino se descoloca todo y ya no cabe), me calzo las botas y voy a asearme.
Oscar y Ali ya están listos, así que nos vamos a desayunar y a empezar la etapa.
07:30 Cruzamos Pamplona y salimos de ella por la zona universitaria en dirección a Cizur Menor. Aquí empieza la subida de una forma moderada y sobre asfalto. Nos cruzamos con el matrimonio de Valladolid (un encanto de personas) y caminamos un rato todos juntos. Entre charreta y charreta, salimos de la población y entramos en sendero rodeados de campos de cereales. Seguimos ascendiendo y, poco a poco, Oscar y yo vamos adelantándonos. Hay quienes relentizan el paso en las subidas y a mi me pasa lo contrario... Pongo la tracción a las 4 ruedas (perdón, a las 2 piernas) y subo con energía; si voy más despacio, me fatigo mucho y de esta manera no. Así que sin querer, voy alejándome del grupo. Oscar sigue mi ritmo, asî que tampoco voy sola.
Subimos un repecho de bastante inclinación y nos adentramos en el pueblo de Zariquiegui; apenas tiene 3 calles, pero tiene todo lo que necesito: un wc y una pekeña tienda dónde me compro una coca cola para poder afrontar la última subida fuerte al "alto del perdón". Son 750m de altura dónde encontraremos el parque eólico de Navarra y una escultura dedicada al peregrino. Evidentemente, la emoción es llegar a esa escultura.
"Donde se cruza el camino del viento con el de las estrellas"
Hago varias fotos. Hace un viento helado que me obliga a ponerme la chaqueta, incluso los guantes (las manos se me habían paralizado del frío). Al poquito aparece Ali y nos hacemos fotos los 3.
Ahora tengo que prepararme porque viene un descenso importante. Saco los bastones y los estreno después de 3 etapas; no quiero que sufran mis rodillas en la bajada.
El terreno es incómodo, mucha piedra suelta y pendiente bastante pronunciada. Los bastones no se clavan bien y el descenso te obliga a ir rápido y trabajar el doble las piernas al tener que ir frenando. Mi rodilla mala me recuerda que sigue estando ahí, pero como intuía que eso iba a pasar en esta bajada, ya he procurado ponerla a salvo.
3km después termina el suplicio y mi rodilla está estupenda. Y yo contenta por ello y por haber logrado bajar sin ningún percance.
1km más adelante, Oscar y yo entramos en la población de Uterga (nada que destacar de aquí, mucho chalet de "alto standing") y casi 3km más adelante Muruzábal, dónde nos sentamos a esperar a Ali y yo aprovecho para comerme unas almendras tumbada en el césped mientras observo lo lejos que están ya los molinos de viento desde los que hemos venido.
Una vez aparece Ali, continuamos la caminata los 3 y entramos en Obanos. En este pueblo, bastante más bonito que los anteriores, es donde se junta el camino que viene de Huesca y el que viene de Roncesvalles. Hay un arco y una escultura que hacen representación de ello.
Seguímos y en media hora nos plantamos en Puente La Reina, nuestra meta de hoy. Encontramos el albergue y, un día más, y tras 24km... ¡¡etapa completada!!
Hoy me siento grande...he subido sin problemas una subida que la gente le tiene mucho respeto por su dificultad, los pies no me han molestado para nada y los 24km me han sabido a 18. Hoy el tiempo estaba nublado, no hacía calor y eso me favorece mucho. No todos los días son fiesta, pero hoy puedo decir que...¡¡OLE Y OLE!!
Una duchita, lavo mi ropa sucia a mano (como antaño) y nos vamos a comer un buen bocadillo a un bar. Acompañado de mi merecida cerveza, porsupuesto. Y a mi camita a descansar un rato. A media tarde salgo a comprar provisiones de comida para mañana, pues es domingo y no habrá casi nada abierto. El resto de la tarde muy tranquila en el albergue conversando con otros peregrinos.
Prácticamente, otro día más finalizado y yo, otro día de felicidad anotado. Creo que este tipo de vida está hecha a mi medida...
Buen camino....
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